Somos mártires.
Nos toman de la mano,
y nos crucifican.
Cantamos a la libertad,
e inermes soportamos
nuestro suplicio.
Abnegados contemplamos
nuestros rostros tristes
y desesperados.
Nuestros pies descalzos
y con llagas
recorren el camino
hacia nuestra perdición.
Escupan nuestros rostros,
perforen nuestras costillas
y forzen el arrepentimiento
sincero en nuestros pensamientos.
Nosotros sonreiremos.
Lo ineluctable de lo urbano, de lo cotidiano, de lo ordinario y de lo insignificante
sábado, 29 de mayo de 2010
jueves, 27 de mayo de 2010
Eres
La calma de mis días,
la diástole de mis pensamientos,
la declinación de mi filosofía,
la perdición de mi egoísmo,
el renacer de mi poesía,
la evolución constante,
el olvido del olvido,
la derrota de la soledad,
la fuerza en mis pasos,
la vida en mi respirar.
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