martes, 2 de agosto de 2011

El vino

La noche susurra tranquilo.
De vez en cuando
algún sonido industrial
rompe la quietud
que es en realidad un fluir
de las nubes
a través de la luna.

Cuando hay viento,
los árboles se bambolean
de izquierda a derecha
como queriendo decir
"sigo aquí".

Una copa,
y el gozo
llega al olfato,
al gusto,
a la vista.

La noche se inunda
               de paz
y mi sangre se vuelve
                   torrente
que inunda mi cuerpo.

2 comentarios:

Zaira Ye dijo...

Me gustan mucho tus escritos Alejandro :)

Zaira Ye dijo...

Me gustan mucho tus escritos Alejandro :)