Nada, que te cuento mis penas,
que eres más que la Luna,
que el Sol, que yo mismo
que el amor.
Que no eres menos
que el cenit,
o un amanecer
o el rocío.
¿Que sabría de ti, aún
si pudiera decir
el día y la noche?
¡Si tan sólo pudiera decir,
la luz que derrumbas,
la verdad que penetras,
que descubres,
que palpas
(y proclamas!)
Si tan solo pudiera decir
razón, sufismo,
necesidad.
Si tan solo pudiera
aprovechar
una
oportunidad...
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