¡Qué tristes son las despedidas!
¡Qué fugaz la palabra en tus ojos,
qué furtivo el jamás!
¡Qué oscura la noche
condenada a la memoria
en que renace el sincretismo
de un largo viaje!
¡Qué largos los días,
qué triste la vida!
¡Qué ansia, qué pena!
!Qué larga es la espera!
Lo ineluctable de lo urbano, de lo cotidiano, de lo ordinario y de lo insignificante
martes, 31 de agosto de 2010
He muerto y no puedo sino darte una sonrisa;
recoger flores con la mirada, y asentir con el viento.
Caminar y escuchar mis pasos,
cantar y ver latir mi corazón.
Recuerdo que antaño la gente sonreía,
que la gente daba un paso y se movía.
Recuerdo la plazuela, las carretas,
recuerdo ese primer beso.
─Solo a ti─ dijiste.
Qué triste la alegoría:
Un gato sobre la fuente,
una serpiente en el túnel,
un hombro seco,
un adiós marchito.
Qué triste la duda.
recoger flores con la mirada, y asentir con el viento.
Caminar y escuchar mis pasos,
cantar y ver latir mi corazón.
Recuerdo que antaño la gente sonreía,
que la gente daba un paso y se movía.
Recuerdo la plazuela, las carretas,
recuerdo ese primer beso.
─Solo a ti─ dijiste.
Qué triste la alegoría:
Un gato sobre la fuente,
una serpiente en el túnel,
un hombro seco,
un adiós marchito.
Qué triste la duda.
miércoles, 18 de agosto de 2010
Otra vez el amor
Detente.
Una lagrima cayendo inevitablemente.
Un sueño.
¡Cuánto quiero decir!
¡Cuánto quiero olvidar!
La rosa muere
entre velos de rocío.
Una nube; la luna.
¡Oh esperanza
de las travesías
a la tierra prometida!
¡Oh tristes palabras
en tu boca ansiada!
Detento.
Por favor detente.
Una lagrima cayendo inevitablemente.
Un sueño.
¡Cuánto quiero decir!
¡Cuánto quiero olvidar!
La rosa muere
entre velos de rocío.
Una nube; la luna.
¡Oh esperanza
de las travesías
a la tierra prometida!
¡Oh tristes palabras
en tu boca ansiada!
Detento.
Por favor detente.
lunes, 16 de agosto de 2010
Quiero ser
Un resplandor octagonal
en la ventana;
ese viento que se cuela
entre las rendijas de tu alma.
Quiero ser la página central
de un libro olvidado,
la noche que se escapa
cuando llega el alba,
la rima, la letra
el silencio...
Quiero ser ese hombre
que camina,
ese tipo triste que va cantando
por la calle;
quiero ser el cielo,
la tierra,
la culpa absuelta.
Quiero ser la mañana,
una silla desnuda,
un duda con frío.
en la ventana;
ese viento que se cuela
entre las rendijas de tu alma.
Quiero ser la página central
de un libro olvidado,
la noche que se escapa
cuando llega el alba,
la rima, la letra
el silencio...
Quiero ser ese hombre
que camina,
ese tipo triste que va cantando
por la calle;
quiero ser el cielo,
la tierra,
la culpa absuelta.
Quiero ser la mañana,
una silla desnuda,
un duda con frío.
domingo, 15 de agosto de 2010
Apología
Quisiera encontrarte aquí,
caminar a través de la noche;
que mi rostro se iluminara de pronto
por una luz misteriosa
y de pronto,
(Ahí)
tu figura edificada desde tu sombra.
caminar a través de la noche;
que mi rostro se iluminara de pronto
por una luz misteriosa
y de pronto,
(Ahí)
tu figura edificada desde tu sombra.
Horizonte
Ventrículo izquierdo, corazón abierto.
¿Es a él que buscas?
¿Aquí vuelas?
¿Aquí esperas?
¿Aquí callas?
Qué amar tan desmesurado,
qué besos tan desbocados,
qué hallar tan fortuito.
¿No es acaso, en el alba azul
de tu vientre que las llanuras
de tu ser se extienden?
(Esas olas invisibles del mar de tus ojos;
tu cabello flotando a la deriva)
Tú, pintando el cielo con los dedos.
Tu andar acompasado,
como de sombra al mediodía.
Y revivirán las sombras pálidas del olvido
en las almas.
No habrá ayer sin mañana.
Y ni si quiera el hombre podrá
salvarnos entonces.
¿Es a él que buscas?
¿Aquí vuelas?
¿Aquí esperas?
¿Aquí callas?
Qué amar tan desmesurado,
qué besos tan desbocados,
qué hallar tan fortuito.
¿No es acaso, en el alba azul
de tu vientre que las llanuras
de tu ser se extienden?
(Esas olas invisibles del mar de tus ojos;
tu cabello flotando a la deriva)
Tú, pintando el cielo con los dedos.
Tu andar acompasado,
como de sombra al mediodía.
Y revivirán las sombras pálidas del olvido
en las almas.
No habrá ayer sin mañana.
Y ni si quiera el hombre podrá
salvarnos entonces.
sábado, 14 de agosto de 2010
De la tragedia de mi vida
No volví a encontrar un poema de Rubén Ruvalcaba, pero estoy seguro que ese día todos los hados se reunieron en mi favor, y es que un amor como esos que se han tenido tantos, y tal vez más extraños, son por los que vale la vida la pena. Los amores de rayo, aquellos que un día se reunen para no volverse a ver, por que a saberse que los sentimientos que no se expresan son los que se han de recordar. Ni siquiera recuerdo su nombre, pero el amor, el más sucitado de los sentimientos humanos, es el que ha movido todas las vidas. el amor es la vida real; el amor y el sexo, aquello en lo que todo el mundo piensa. Se reunen los todos en un punto; millones de historias creando creciendo cesando todo. ¡Viva la vida ! ¿Qué más me queda decir? Que viva mil veces. No hay otra cosa. Amor y sexo. Profano y cortés.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)