lunes, 30 de mayo de 2011

Game over

Estoy enfermo y sólo, al borde de un franco episodio psicótico. Cuando se están dos semanas sin probar bocado, se olvida la sensación del hambre. En su lugar, se siente una insoportable repugnancia a cualquier cosa que se tenga que deglutir, incluida la saliva. Ya no es aire lo que respiro, sino agua. Mis dedos se curvan grotescamente sobre sí mismos, como si fueran garras. Golpeo mi frente contra la pared. Escucho cómo el concreto retumba y cómo mi cráneo sufre graves contusiones hasta que la piel se rompe y comienza a sangrar. Arranco de un tirón los pelos de mi coronilla. Hundo mis uñas en mis ojos y mis pómulos. De un puñetazo rompo las ventanas y mis nudillos quedan completamente ensangrentados.Ahora la calma. La absurda y estúpida calma.

¿Qué es lo que he hecho?

Lo único que queda... es la muerte.

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