jueves, 30 de julio de 2009

Alusión

"Lo increiblemente liberador de ser un mal escritor es que puedes escribir algo sin sentido y que nadie entienda y llamarlo profundo"

No se sienta aludido, Don Narciso

¿Creen que tengo razón?

"A veces pienso que escribiría mejor si escribiera más y leyera menos"

Recuerdos viajeros desde un 2 de febrero

Me emociona tu historia.
Es sorprendente saber
cuánta verdad cabe
en unas cuantas palabras.

Es verdadero tu ser
y tus versos
y tus palabras.

Palabras entreabiertas
te definirían bien.
Como ocaso,
playa
o glorieta.

Las mascaradas cobran sentido
ahora que veo
lo que ocultabas.

Susurrar en voz alta no es pecado.

No había notado nunca
cuán dulces pueden sonar
las letrassaliendo
de tu boca.

Absurda reafirmación de lo imposible

Me cautiva tu alma,
a través de tus ojos,
como dos piedras frías.
Como el albor pluvial
de un día por enero
en casa, mientras
importan solo las gotas
que caen afuera
y las que caen aquí dentro
desde mis ojos a tu indiferencia.

Me cautiva tu alma
de tez lupina
y de tristeza en plenilunio;
azotando la eternidad
de tierra mojada
y lábiles sueños
que corretean desnudos,
incónitos y subrepticios
tras una victoria ensangrentada.
Ensangrentada y olvidada.

Tus ojos en cambio
me hechizan.
Me sumergen y me ahogan
en un charco infinito
de miel hirviente
y agonizante.
Ónix omnipotente.
Claridad infinita
de fénix ecléctico.
Eco sonora de luz indecisa.
Celeste atardecer otoñal
flotando sobre hojas doradas.
Re bemol celadón.
Géminis hedonista.
Caminante transparente
miesntras el cielo exista.

En voz de un poeta: te vas
y no te detienes.
Ni la brisa,
ni la espuma.
Ni aquella tarde luminosa.

Te amo pese a tu histeria
y tus monomanías.
Pese a ser la luz de todos mis días:
de mis martes
desde la ventana
y los viernes
en las sillas;
a veces sábados
coincidentes
y domingos de ocio,
jueves obligados
y miércoles ausentes
¿O eran lunes?

Te amo porque te recuerdo
en el hñalito pálido
de sauce sollozante,
en el cartón decorado
de un encuentro semiformal,
en un haz de polvo
invisible a instantes,
en una lágrima:
redonda y perfecta,
ávida de melancolía
y pletórica de historias,
de chismes urbanos
y lamentos vanos.

Te amo no por ser quien eres,
sino por ser quien quieres.
Por huir ─conejo inteligente─
del tirano león frustrado y ciego.
Por saber desde tu vanidad
cuán superior pareces.
Por caer inerme en la trampa
de mis elogios.
Por ceder iracundo
a las garras de la pasión.

Conjetura forzada

Cuánto amor se desparrama
entre mis manos
entre mis ojos y tu boca,
cuando el ansia
de tenerte
ya no es poca.

Cuánta luz han de robar
mis versos
a tus manos infinitas,
cuánto anhelo
han de manar mis ojos
cuando ven
tu terco abrazo
perseguir materias tan finitas.

Con cuánta esperanza
te has anclado a mi espera.

Espera...

Con qué felicidad
me has hecho odiarme.

Con cuánto amor
me has destrozado.

Con qué ternura
me has
decepcionado.

Espera!

El secreto del profeta

¿Cuánto más guardaras
tu grito?

¿Cuánto más contendrás
la espera?

El éxtasis de la noche
me consume
poco a poco
y tuy mirada triste
me persigue
con ingenuidad fatal.

No es que me sepa loco
es solo que la impaciencia
ha estado aquí
desde hace poco.

Sé que sabesque te quiero,
pero tus ojos me urgen
a un irreflenable encuentro
con tus manos (tus brazos).

Sé que sabes que no olvido
y que digo poco de cierto
en las mentiras.

Sé que en unas cuantas fábulas
has resumido
el pan de cada día.

Sin duda
sé todo
de ti.

Delirio

¿Por qué la luna grita tanto?

¿Por qué no sueña como los demás
y deja de evocar
aquellas manos?

¿Por qué no deja de brillar
con brillo robado?
y ¿Por qué los astros
aún la alaban?

¿Porqué el viento
hace que la acaricia
y piensa que la quiere?

(Está lejos)

¿Por qué estrella solitaria
te alejas de repente?

¿Por qué te alejas de
la luz?

¿Por qué se senconden
tantas cosas bellas?

(Serían infames, enfermas)

¿Por qué grillos, pericos y gatos
entonan serenatas sin sentido
y luego calla al coro de estrellas
y los hace parecer distantes?

¿Por qué calla el arcoiris
y habla la pupila?
(de iridiscentes bosques grises
ciudades de celadón
y gentes de turmalina?

Ellos quieren hablar
pero el conejo
no los deja.

Quiero esperar
y volar.

jueves, 9 de julio de 2009

Sir Stanford

Todo comenzó inocentemente; algunas tardes en el parque y una que otra frase sospechosa. Poco a poco fuimos tomando confianza y ya no teníamos problema en caminar tomados de la mano (como amigos aún) o en acostarnos juntos sobre el pasto a ver pasar las nubes. Poco a poco fuimos tomando más confianza. Nuestras conversaciones estaban repletas de "te quiero mucho", "confío plenamente en ti", "qué bien te ves con esa ropa", "que bien hueles", etc.; poco a poco fuimos acercándonos más y más hasta que no parecía haber nada más por conocer uno del otro.


Me besó por primera vez en el parque. Llegó tarde a la cita, como de costumbre. Me tomó por sorpresa y me abrazo por la espalda. Llovía y nosotros peleabamos amistosamente sobre el césped, mientras le reclamaba que hubiera llegado tarde. Nuestras miradas se cruzaron de repente y nos miramos fijamente durante unos instantes. Y entoncés me besó, con celeridad que ya esperaba, luego se alejó como esperando una respuesta y la obtuvo. Lo besé ésta vez con frenesí. Solo pudo responder "Vaya, ¿ya empezó a llover?"
Continuará...

miércoles, 8 de julio de 2009

Consejos de mi abuelita

Abuelita. Así siempre la he llamado desde que tengo memoria y cuando no fue así (más bien cuando no lo escuchó así) acabo siendo un griterío del que no me gusta acordarme. Aquella fue la única ocasión en que mi abuelita me gritó: cuando la llamé abuela. Por lo demás siempre he encontrado en ella alegría y consejos.
Nunca me ha gustado pedirle nada por temor a parecer interesado, pero ella insiste en comprarmelo que necesite, lo que se me antoje o llevarme a donde sea menester. Muchas veces me ha hecho plantar los pies en la tierra. Hasta hace poco pasaba largas horas con ella, prefería estar con ella que con cualquier persona. Todo podía esperar por mi abuelita. Ningún favor era muy grande y cualquier ofensa era monumental. Después me olvidé un poco de ella. Más por circunstancias inevitables que por mi deseo. Ahora hemos retomado aquellas maravillosas pláticas sobre nada que resumen en su filosofía puramente mexicana toda la vida y el modo de vivirla.
Muchos de sus consejos y sentencias me han cautivado y marcado, pero ninguno como éste:
"Haz bien a quien puedas y no esperes nada a cambio"
Muchos libros de civismo han repetido ésta idea hasta el cansancio, por lo que nunca habia significado nada para mi; no hasta que provino de alguien real, de alguien que es capaz de vivir su vida bajo esa máxima tan beneficiosa para todos, de un ser humano.

Qué poco hemos vivido

Entre mis tantas aficiones está la de mirar por la ventana. Mi habitación tiene la mejor vista de la casa: el ficus que yo mismo planté con mi papá y la calle donde vivo, donde han acontecido toda clase de chismes, desgracias, cosas chuscas, no tan chuscas y un asesinato.


Cierto día en que mi cámara no tenía batería, observé a dos ancianos, caminando juntos, tomados de la mano, riendo y comiendo apaciblemente y con felicidad indescriptible un cono de helado. Aún ahora, que ya han pasado 5 años, aunque aquella escena no fuera en lo absoluto mía, me llena de felicidad recordar tan bella estampa. Cuando lo hago recuerdo qué tan poco sé de la vida, qué tanto me complico la existencia y cuán feliz se puede ser sin ninguna razón. No dudo que aquellos viejecillos tuvieran razones para estar apresurados, enojados, trsites o preocupados, sin embargo ahí estaban; caminando juntos por una calle desierta, disfrutando de un simple cono de helado.

Con los ojos levitantes

¿No lo entiendes? No deseo la perfección, ni deseo la felicidad. Quiero sufrir y verte llorar. Quiero que tus ojos rueguen a los míos y que nuestros destinos se separen poco a poco y se vuelvan a juntar de golpe. Quiero saber que necesitas de mi. Quiero sentirme desgarrado por dentro y saber que el único remedio a todos los males es un beso. Quiero saber que conoces más que la felicidad y las sonrisas. Quiero saber que aún eres humano y que de tus labios pueden manar a chorros gritos de furia y rabia como de ellos brotan suspiros y susurros. Quiero que no quede nada que decir y que quede todo por sentir. Quiero sentir tu amor con el más salvaje arrebato que ha conocido la humanidad. Quiero sentir un nudo en la garganta cuando sepa que nos desmoronamos.


Ésta es una paráfrasis de una entrada del blog "Los colores del arcoiris"

Reflexión incidental

Está claro que el amor verdadero viene con las despedidas. Si bien amar no es cosa fácil, lo difícil viene después: recordar, olvidar, desamar, odiar.

Los colores del olvido

¿Qué más dá si no me amas? No importa mucho si aún vemos películas juntos o caminamos bajo la lluvia en Coyoacán. ¿Qué importa si hemos perdido esa sana costumbre por llorar escuchando a Beethoven o si ya no tienes una buena razón para escabullirte de la realidad por un rato? No importa si mentiste o si yo te creí. Ya no significan nada tantas cartas, poemas y llamadas subrepticias a media noche. ¿Qué más dá si llega el día de entender que no puedo vivir sin ti? ¿Qué importa si ya no nos aventamos palomitas? Es exactamente igual si ya no escuchas mis canciones o si ya no me cantas frente a 100 personas. No importa al cabo nada, porque te amo.
Con todo mi amor a Sir Stanford (Seudónimo que conocerá quien deba)

martes, 7 de julio de 2009

La verdad es que la vida es fácil, sólo basta vivirla con alegría y convicción. Es la gente pesimista (yo incluido) quienes se empeñan en complicarla hasta el absurdo. Bien podría solucionarse todo con una sonrisa, una disculpa o en su defecto una mentada de madre.

La certidumbre no es otra cosa que miedo envuelto en seguridad; miedo de creer de nuevo, de volver a empezar, de olvidar y perdonar.
Todo ésto viene al caso por que estoy en inminente peligro de mudarme a Guadalajara. Yo no quiero; tengo mucho miedo de comenzar una nueva vida (indudablemente mejor) aquí. Me aterra alejarme de todas las personas que amo y que le han dado significado a mi vida de alguna manera (Dalay, Sir Stanford, Pollo, Fiona, Lizzie, Gavi, Jack, Yaqui y los Zanella). Me siento totalmente indefenso ante la posibilidad de alejarme del tianguis de Los Ángeles, del Mirón lascivo de la esquina, del chismoso de Don Nico, de la malencarada de la tienda de Xicotencatl, del chavo guapo del Pull & Bear, del hedor sofocante de la grasa hirviente de los tacos de a peso, de la incipiente fealdad urbana de Iztapalapa, de los elocuentes vendedores de La Merced, de los plomeros de la Catedral, de los hoteles de Tlalpan, de la señora de los perros en Puente Titla, de los Hiippies de Coyoacán, las boutiques de Polanco, las eternas filas como bancarias en Six Flags, el Danzite, el Stuffa, los peseros, el metro, los vendedores del metro, los taxistas -etnólogos amateúrs- y la multitud de limpiaparabrisas (acá también hay, pero son menos simpáticos).
No sé si sólo el miedo me detiene, o también el cielo gris que cubre nuestras chilangas cabezas.

Tu voz

Tu voz, límpido espejo
de hojas caídas,
de su canto y murmullos,
de esperanzas raídas.

Tu voz dibujando inviernos
y atardeceres en un muelle
se remite a un espacio breve
y pasisajes distantes
en lugares lejanos.

Tu voz, el fiel mensajero
de tu figura:
ígnea y prístina
como el amor
que por ti yo siento,
fugaz y transparente
cual armonías
sobre el viento
eterna y luminosa
como el sol,
como el tiempo.

Tiento en Re menor

No estoy triste,
estoy anhelante.
Mis ojos derraman lágrimas
que vuelan a tu encuentro
sobre el viento etéreo
de tus palabras
(y tus manos).

No sé qué más hacer.

El cielo esta repleto
de epifanías
y recuerdos tercos.
No hay más verdades
sobre la mesa
y tus versos
se desmoronan.

¿Es tan níveo el destino
que no susurra
más tu nombre?