domingo, 10 de abril de 2011


No eres la mitad que me falta,
pero te necesito.
Sin ti sería
como el cielo sin agua, 
o como el árbol
sin río;
silencio sin respuestas...

Porque la luz encierra
la sombra que no existe,
el camino que no se halla.
Y sin embargo nadie escucha
cómo caen mis pensamientos, 
y nadie me escucha
en mi agonía,
sino tú.

Porque digamos 
que es larga la espera,
que hay que esperar.
Que algún día llegarías,
y aquí estás.

Cuando no estás aquí
hablo de ti,
como si al mismo tiempo fueras
mar abierto
y desierto.

Y como no eres
aquello que no tengo,
te temo, 
en busca de todos los ecos.
A lo mejor no existes,
y solo existes en mi deseo. 

1 comentario:

Lucie dijo...

¿Podrá existir otro individuo amigo que exprese con tanta fluidez, naturalidad y belleza miel de suplicios también míos?