La certa esta enterrada,
bajo polvos de olivo
bajo olvidos de pan,
bajo un miedo aún vivo.
El cielo se vuelve de azúcar y brea.
Los pájaros devoran
sus espinas
y destrozan
sus costillas.
La afronta sigue flotando
y las flores malignas
─aún sus sombras─
la espantan.
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