Si se pone uno a pensar, hay cosas que forman parte de nuestra vida diaria y son ─sin embargo─ del todo superfluas.
Ayer me di cuenta de un estorbo bastante importante: la mesita de mi sala.
Hasta ahora solo se me ocurre que sirve para amontonar papeles, para pegarse en la espinilla y para que se le aflojen las patas.
1 comentario:
A mi madre no le hizo mucha gracia este planteamiento.
Publicar un comentario