Nunca he creido saber qué es el amor. Nunca he dicho amar a alguien, pues siempre me he regido por la filosofía josejosiana (al igual que muchos mexicanos) de que amar y querer no es igual. Así se establece un circulo vicioso en cual nunca amaría por ser demasiado trascendental el amor para conocerlo. Repito, nunca he creido saber qué es el amor, aunque estoy seguro de que aún cuando pudiera estar seguro sería algo aproximadamente igual a ésto. Tal vez más importantes que las desvalorizaciones son las sobrevalorizaciones. Las hay que ayudan a trascender lo común y nos plantan en el hito de lo extraordinario. Tal es el caso de amigo, amar, excelente. No hay que abusar en su uso, pues las palabras también se erosionan y quedan del todo inservibles.
Quizá una primera vez no haga daño. No pido razones ni explicaciones. No pido nada. Sólo siento. Ahora sé a que se refieren con las mentadas "mariposas en el estomago" que no es otra cosa que un coctél de serotonina mezclada con adrenalina ─ojala no esté de verdad en el estomago─. Dicho de éste modo la cosa pierde un poco de sentido, así que lo trataré de expresar mejor: te amo.
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