Ya lo dije: te amo. Te amo, por que soy tremendamente egoísta. Estoy dispuesto a todo, porque tú eres todo. Por eso mismo no tengo miedo a nada ─dicho con buena retórica, tengo miedo a nada─ cuando estoy contigo, o cuando te recuerdo. Nunca me había sentido tan indiferente de los demás. No es que quiera ejercer mi derecho a que no me vean como un raro, sino que contigo me siento totalmente bien. No somos dos, somo tú y yo.
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