Juro que yo soy la víctima. ¿De quién? De mí mismo, claro. No hay alguien más que me odie tanto o que me sonsaque tantas cosas que jamás habría querido hacer. No hay alguien que me haya golpeado tanto o vejado tantas veces como yo mismo. Juro también ─confieso─ que me encuentro en un incesto incomodo e intempestuoso ─conmigo, claro, mi mas universal hermano─.
Juro que no encuentro la salida de esta prisión que es amarte. Ya no comprendo cómo es que llegué a sentir todo ésto que me libera y a la vez me aprisiona en una oleada de compulsiones libertarias hacia ninguna parte.
Juro que no quería. Que no quería ver mi vida tan complicada; que no quería tener que decidir tantas cosas en tan poco tiempo. Por supuesto me refiero a que no quería tener que lidiar con más personas aparte de mi, pero claro, ya estoy aquí, y más que irremediable se me ha vuelto necesario y hasta placentero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario