sábado, 26 de junio de 2010

Aún se oyen a lo lejos las voces de unos días pasados perdidos y apagados por las consultas psicológicas y el mar oscuro del olvido, por lo nuevo y lo desconocido hasta ahora como si fuese la Europa descubriendo América, por todo y el todo, que el mundo es diferente cada día. Sin embargo se oyen aún, como digo a lo lejos, rumores oscuros como un tunel. Se sienten los sonidos de un Zanella al teléfono, de un Diego en las gradas, de un Maurcio en una banca. Se escucha el cálido sabor de las tardes con mis abuelos, y el sencillo ardor de aquel lugar italiano en mi cama. Todavía diviso en mi memoria, a punto de extinguirse, el complejo laberinto de las luchas con mis monstruos que ahora son en realidad parte sencilla de mi vida. Siento ya petrificadas las memorias de mis compañeros de secundaria, y de mis platónicos instantes. ¿Aún queda Rimbaud en la sangre intoxicada, ya por seratrin, ya por cocaína?¿Queda todavía ese joven emocionado por la vida tan compleja? ¿El necio e inseguro descubridor de una monótona vida? Sé que no. Profunda ansiedad me aqueja por el rápido cambio en toda mi vida. Sin saber qué más realizar sigo los esteriotipos de las personas en mi situación. Todo empieza extraño y nadie lo entiende bien. Estando una plena tarde de sábado en mi cama sugirió mi madre me bañara. En el transcurso del baño sucedió la sorpresa...¿Quién es Mauricio? Supe al instante que había leído mis mensajes. La larga agonía se prolongaría por mucho tiempo. Mi madre decepcionada lloraba cada instante como si fuese mi culpa. La escuela, que yo sabía en cierto momento habría de extinguirse, se extinguió antes de lo previsto sin yo poder hacer nada. Mi familia no se atrevió a dirigirme a bien la palabra. Nadie me comprendió. ¿Dónde estabas Mauricio cuando perdí el afán por el cada día?¿Cuando igual me dió despertar que estar dormido?¿Te encontrabas cuado una tarde ya no regresé a la banca?¿Cuando un día Andrea te dio las negras nuevas y la escuela hizo luto por mi ausencia? Sé que sí, que lloraste más por mi y que contaste los días...¿Qué es esto? te pregunté el día de mi regresó cuando Andrea lloró de alegría...Son 59 estrellas, una por cada día que no te vi...Poco después te corte, lo siento pero la falta de ti me hizo olvidarte, ya no sabías como cuando el deseo firme de tu persona me hacía cada día despertar para verte. No debí cortarte, pero a pesar de todo me sigue tu fantasma cada vez que me siento solo.