domingo, 20 de junio de 2010

La esperanza no se va, solo muere y queda ahí: muerta, en espera de su resurrección. 

Queda ahí, en espera de la luz que le dé vida de nuevo, de una sola palabra que le urja a levantarse de su sepulcro.

Solo hay que tener un poco de fé en la esperanza. No ha muerto (del todo).